Carlo Gesualdo da Venosa: Madrigales a 5 Luci Serene e Chiare
19:00
Madrigal a cinco voces con el que se abre el libro IV (1611). El texto nos recuerdo al famoso Ojos claros, serenos de Gutierre Cetina, puesto en música por Francisco Guerrero medio siglo antes. Este gira en torno a la idea central de la estética de Gesualdo: el deseo que consume hasta la aniquilación.
Texto de la obra:
Luces claras, sernas,
vosotras me incendiáis, mas siente el alma
deleite en el incendio y no dolor
Dulces, caras palabras
me herís vosotras, pero siente el pecho
no dolor en la llaga, sino afecto
¡Oh, milagro de amor!
Alma que es toda fuego y toda sangre
se rompe sin dolor, muere inflaqueable.
00:00 Comienzo luminoso de la obra en consonancia con las primeras palabras. En el segundo verso se subraya con un juego imitativo ascendente (00:18) que, aunque se apacigua vuelve a estallar en el incendio del tercer verso (00:31) para disolverse en imitaciones.
00:50 En un primer momento parece que se va repetir todo nuevo. Pero a partir del segundo verso (01:08) reflejan una mayor agitación y violencia que conducen a una explosión homofónica del tercer verso (01:24), para disolverse de nuevo en imitaciones hasta la cadencia.
01:44 Homofonía exclamativa para el primer verso. Un agitado movimiento ascendente que se para bruscamente (02:03) ante la imagen de la sangre, que da paso al tercer verso (02:08). Sobre la última sílaba Gesualdo lleva a cabo un brusco cambio de dirección tonal que caracteriza su música.
02:35 Se repite el texto de la sección anterior y nos da la impresión de que la música hará lo mismo. Ocurre esto en los dos primeros versos pero a mitad del tercero (03:13) cambia la música para recrearse morbosamente en las últimas palabras. Al final nos sorprende de nuevo la misma resolución en el último acorde.
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